Acerca de Así No Fue
La historia, tal y como nos la han contado, es una fábula mal editada. Un relato domesticado, cómodo, empaquetado para consumo masivo. Un desfile de héroes inmaculados, villanos caricaturescos, causas justas y traiciones imperdonables. A fuerza de repetirla, hemos confundido la versión oficial con la verdad. Así No Fue nace para agitar esa certeza.
Este blog no viene a sustituir una historia falsa por otra «verdadera», ni a defender una versión alternativa con pretensiones de pureza ideológica. Aquí no hay banderas. No hay trincheras. Solo hay preguntas incómodas, fragmentos discordantes, silencios sospechosos y zonas grises. Muchas zonas grises.
Porque la historia, la que de verdad mueve el mundo, no es una novela de buenos contra malos. Es un mosaico roto, lleno de intereses cruzados, manipulaciones, omisiones y reescrituras al servicio de imperios, religiones, ideologías, guerras, y proyectos políticos que se disfrazan de destino inevitable. Y esa es la historia que nos interesa.
¿Cómo lo contamos?
En Así No Fue exploramos la historia desde diferentes ángulos. Una de nuestras aproximaciones es la técnica del «espejo roto»: muchas publicaciones parten de un relato histórico convencional —el que le enseñarían a un niño en la escuela o a un turista en un museo—. Ese fragmento introductorio se presenta sin adornos. Luego, en un bloque separado, se desmonta o se reencuadra desde una mirada más crítica, compleja y a veces incómoda.
Además, el blog cuenta con una sección dedicada a citas de personajes ilustres que revelan un fenómeno particular: cómo el conocimiento de la historia aplicado a las masas ha sido manipulado, simplificado o distorsionado. Estas citas nos permiten explorar la brecha entre la historia académica y la historia popular, analizando cómo ciertos conceptos históricos son absorbidos, transformados o instrumentalizados por la sociedad.
Ejemplos del espejo roto:
Cristóbal Colón descubrió América.
Colón no descubrió un continente vacío: llegó a tierras habitadas por culturas complejas. Su expedición abrió la puerta a un proceso de conquista, no a un genocidio planificado. La violencia existió —y mucha—, pero reducir todo a exterminio deliberado ignora matices como el mestizaje, la evangelización o la integración de ciertas élites indígenas.
La Segunda Guerra Mundial fue una lucha entre la libertad y el totalitarismo.
Fue una guerra entre potencias con distintos modelos de control. Las democracias liberales coexistieron con dictaduras aliadas (URSS, China de Chiang Kai-shek), y recurrieron a métodos como bombardeos masivos sobre civiles o internamientos forzados, cuestionando la simplicidad moral del relato.
La caída del Muro de Berlín marcó el triunfo del capitalismo.
Marcó el colapso de un modelo autoritario, pero no necesariamente el éxito pleno del otro. Para muchos países del Este, la transición supuso pobreza, privatizaciones salvajes y una fractura social duradera. No fue el «fin de la historia», sino el inicio de otro tipo de conflicto: el económico.
Ejemplos de citas y su análisis:
«Si quieres gobernar a la multitud, primero debes hacerles creer que están eligiendo.» —Maquiavelo
En esta sección exploramos cómo esta máxima del autor de «El Príncipe» sigue vigente en las democracias modernas. Abordamos el fenómeno de la falsa sensación de libertad que experimentan las masas al creer que tienen opciones, aunque en realidad estén limitadas a alternativas predeterminadas y controladas: la elección entre «mal A o mal B».
«La historia la escriben los vencedores.» —Winston Churchill
Diseccionamos esta famosa cita para revelar cómo los relatos históricos oficiales son frecuentemente herramientas de legitimación del poder. La versión dominante de los hechos ha sido moldeada por intereses políticos, omitiendo perspectivas de los derrotados y simplificando conflictos complejos para crear narrativas heroicas que justifican el statu quo actual.
La lista sigue. Porque la historia no se agota. Solo se repite. Y se edita.
Nuestra postura: sobre ideologías y guerras
Ninguna ideología define este blog. O más bien, nuestra postura es que todas las ideologías, cuando se cristalizan en etiquetas como «izquierda» o «derecha», se convierten en simples guiones narrativos que han demostrado ser los que mejor funcionan a la hora de gestionar masas como rebaño: uno funciona hasta que se quema y da paso al otro. Los conceptos ideológicos solo existen en los mensajes hacia la población, pero no están tan presentes en las voluntades de los líderes.
Aquí no se defiende ningún dogma. Lo que se defiende es la sospecha: ¿quién escribió esta versión?, ¿quién se beneficia de que se repita?, ¿qué partes se quedaron fuera?
Esta misma suspicacia aplicamos a los conflictos armados. No hay guerras limpias. No hay guerras justas. Solo hay guerras narradas. Se puede justificar una guerra, como se justifica un incendio controlado. Pero nadie sale de una guerra sin las manos manchadas.
Por eso, los conflictos bélicos en este blog no se presentan como cruzadas épicas, sino como operaciones narrativas: construidas, sostenidas y vendidas. Si buscas glorificación, te equivocaste de archivo. Aquí hay barro, sangre, propaganda y contratos debajo de la mesa.
Así No Fue es un blog para los que se cansaron del cuento. Para quienes quieren mirar la historia con las luces encendidas. No prometemos respuestas. Prometemos dudas bien argumentadas.
Si buscas certezas, hay otros sitios que te las venden envueltas en colores patrios o himnos. Si estás dispuesto a mirar la zona gris —la que no cabe en una estatua ni en un discurso—, bienvenido.