Desde pequeños nos han enseñado que la tecnología y la ciencia avanzan para mejorar la vida humana: vacunas que erradican enfermedades, comunicaciones que conectan continentes, energía que impulsa el progreso. Esa es la versión oficial. La que cabe en los libros de texto aprobados por el ministerio, en las películas donde el científico es un héroe incomprendido, en las novelas donde el ingenio humano vence a la barbarie. Pero… ¿y si te dijeran que muchas de las maravillas que celebramos hoy fueron paridas en laboratorios obsesionados con la guerra? ¿Que el GPS que usas para encontrar la pizzería más cercana nació para guiar misiles? ¿Que el Internet fue el sueño húmedo del Pentágono? ¿Que detrás de cada gran avance hubo un interés estratégico, una batalla que ganar, una población que vigilar? ¿De verdad crees que la bomba atómica fue un mal necesario y no una obra maestra del entusiasmo científico al servicio del caos? Si lo que te contaron tenía música épica de fondo, quizás deberías revisar quién puso la banda sonora. Esta categoría explora esos avances que no salieron de una utopía, sino del lado más oscuro de la inteligencia humana.
¡Entra y descubre cómo el progreso se escribió con pólvora!